Milcíades

En la ciudad de Atenas, la asamblea discutía si debían enfrentarse o no a los persas. Milcíades, político y general ateniense de la familia de los Filiadas, les convenció de atacar al ejército persa. El enfrentamiento se dio en la llanura de Maratón (490 a.C.), al norte de Atenas. El ejército ateniense se enfrentó a los persas, con Milcíades como estratego, venciendo en la batalla. Una de las causas de la victoria fue la formación en falange de los hoplitas griegos, que facilitó el movimiento rápido de las tropas. No contaron con la ayuda espartana, a los cuales habían pedido apoyo. Estos, se presentaron al día siguiente de la contienda, aludiendo motivos religiosos como causa de su retraso. En esta batalla se dio el episodio en el cual un ciudadano ateniense, llamado Filípides, recorrió la distancia existente entre Maratón y Atenas, de cuarenta y dos kilómetros, corriendo, para comunicar la victoria de la ciudad y la retirada persa, muriendo por el esfuerzo justo después de haber comunicado el mensaje.
Temístocles

Temístocles gobernó en Atenas en el año 488 a. C. tras la muerte de Milcíades. Impulsó una reforma en el ejército de la ciudad de Atenas, dando un protagonismo fundamental a la última de las clases del pueblo ateniense, la de los thetes, que se convirtieron en los remeros de los barcos de guerra. Esto les hizo ser partícipes de los asuntos políticos de la ciudad. Sobre todo, tras salir victoriosos de la batalla naval que se daría más adelante en Salamina (480 a.C.) contra los persas, ya que la victoria hizo que este grupo de ciudadanos, se identificaran más con su ciudad, al sentirse parte importante en la consecución de la victoria.
También, llevó a cabo una serie de reformas en las instituciones atenienses.
Estas reformas afectaron al arcontado, que ahora sería elegido por sorteo, y a la clase de los hippeis, que a partir de este momento podían acceder a ser elegidos como arcontes[1].
En el 481 a.C. se formaba una symachía, o coalición de ciudades-estado, para la defensa conjunta de los territorios griegos contra los persas, a cuyo mando militar estaba Esparta.
Tras la batalla de Maratón, los persas se replegaron y Jerjes I, sustituía a su padre Darío I, en el gobierno del imperio persa. Como consecuencia de la derrota en Maratón, Jerjes, preparaba una gran campaña, reuniendo en Sardes un gran ejército con la intención de atacar Grecia. Cruzaron el Helesponto por un puente construido sobre barcas. Todo esto ocurría en al año 480 a.C. Empezaba la Segunda Guerra Médica (480-449 a.C.).
La primera batalla de esta guerra fue la de las Termópilas, que se saldó con victoria persa. El enfrentamiento se dio en un desfiladero de paso obligado por el ejército persa en su camino hacia Atenas. Ahí, esperaban apostados los griegos, al mando de los cuales estaba el rey espartano Leónidas. La coalición griega estaba formada por, “trescientos hoplitas espartanos, mil de Tegea y Mantinea, ciento veinte de Orcómeno de Arcadia y mil del resto de Arcadia. Los hombres de Corinto eran cuatrocientos, los de Fliunte doscientos y ochenta los de Micenas… procedentes de Beocia había allí setecientos tespieos y cuatrocientos tebanos” [2]. También había locros y focenses. Mientras, el mar estaba controlado por la marina ateniense.
En las Termópilas, los griegos resistían los ataques del ejército persa gracias a la pericia militar de los hoplitas espartanos. Jerjes no se podía creer que su poderoso ejército no pudiera con tan pocos hombres. Sin embargo, gracias a la traición de un griego, los persas descubrieron un sendero que rodeaba el pasó de las Termópilas y pudieron pillar a los griegos por la retaguardia, consiguiendo de esta manera vencerlos[3].
Tras esta derrota, los persas tenían el camino libre hacia Atenas. La ciudad fue destruida. Poco antes los griegos, por orden de Temístocles, al cual le había cedido el mando de las operaciones Arístides “el justo” [4], habían evacuado la ciudad y se dispusieron a defenderse por mar, eligiendo la isla de Salamina como lugar estratégico óptimo. Temístocles, habló ante los atenienses y les convenció de que su única oportunidad residía en la flota ateniense, en su defensa contra los persas. Cambiando la idea general pesimista, tras un oráculo recibido por los atenienses en Delfos. En la costa de Salamina, la flota griega simuló una retirada ante los barcos de guerra persas. Estos, pensándose superiores, se adentraron en el estrecho confiados, donde fueron vencidos por los griegos, cuyos barcos eran más pequeños y manejables.
Después de esta derrota, el ejército persa se retiró a Asia. Entre tanto Grecia recuperó la confianza.
La siguiente batalla fue la de Platea en el año 479 a.C. que se saldó con victoria griega. Al mando de las tropas griegas estaba el rey espartano Pausanias. Los griegos continuaron con su avance, hasta cruzar a Asia menor, donde se enfrentaron a los persas en cabo Mícale y en Sesto, venciéndoles, aunque la guerra continuó. En estas dos batallas adquirió gran protagonismo el padre de Pericles, Jántipo.
[1] Vázquez Hoys, Ana María, Historia del mundo antiguo (Grecia), p.331.
[2] Heródoto, Historia, VII,202.
[3] Heródoto, Historia, VII, 210-214.
[4] Rodríguez Adrados, Francisco, Nueva historia de la democracia, de Solón a nuestros días, p.104.
Deja una respuesta