De la monarquía a la tiranía.
En un primer momento, el sistema de gobierno más extendido en la Grecia antigua, fue la monarquía. El primer rey legendario de Atenas fue Erictonio, hijo del Dios Hefesto y de la diosa Atenea. Unas generaciones más adelante, gobernó, como rey de los helenos, el mítico, Teseo, al que se le atribuye la unificación del Ática en una entidad política única[1]. El último de los reyes se cree que fue el rey Codro, que reinó en el siglo XI a.C. Tras la monarquía vinieron los arcontes, que primero fueron perpetuos, después por diez años y finalmente, ejercieron solo durante un año. Esta institución, la de los arcontes, se estableció en época de Medonte, hijo del rey Codro[2]. Los arcontes eran tres en cada mandato. Estaba el Arconte Epónimo, el Arconte Basileus o rey y el Arconte Polemarco, originariamente el jefe del ejército. A partir del año 683/82 a.C. se añadieron seis arcontes más, los llamados Thesmothetes, dedicados a la administración de justicia.
La sociedad en esas tempranas fechas estaba dividida en clases sociales[3]. Los Eupátridas, por un lado, eran la aristocracia, los Geomores, eran los caballeros, los Demiurgos, eran los artesanos y los Thetes, los jornaleros. Existía una clase inferior, la de los Hetemoros. Esta última clase social la formaban personas que trabajaban en régimen de arrendamiento para otros campesinos. Estos Hetemoros podían ser vendidos incluso como esclavos.
El cargo del arcontado estaba reservado a los miembros de la clase social de los eupátridas. Incluso en un principio estaba más restringida todavía, a los miembros de una familia en exclusiva, la familia de los Medóntidas.
En este periodo, anterior a las reformas que realizaría Solón más adelante, a los gobernantes se los elegía según su cuna, es decir, si habían nacido en el seno de una familia de la aristocracia. Era un régimen gentilicio. Solón cambiaría este hecho siendo elegidos los gobernantes, a partir de él, en relación a su riqueza.
En esta época, previa a Solón, las instituciones que prevalecían eran de carácter aristocrático. La institución que más poder ostentaba era el consejo del Areópago, que derivaba del consejo real y dependía del rey durante la monarquía. Las funciones del consejo del Areópago iban desde la administración de la ciudad, hasta la supervisión de los magistrados, a los que sometía a examen (dokimasía). Vigilaba también, por el cumplimiento de las leyes y hasta imponía sanciones y multas. El poder estaba en manos de los eupátridas, mientras que el pueblo no tenía acceso a las instituciones políticas. La ekklesía o asamblea popular tenía muy pocas atribuciones. Era posiblemente la encargada de nombrar a los magistrados anuales.
Estos desequilibrios sociales, junto con otros de carácter rural, referentes al reparto de las tierras o al acceso ciudadano a las magistraturas del gobierno, sin olvidar, las disputas por el poder en el propio seno de los eupátridas, ponían en riesgo la convivencia en la polis, provocando la stasis o confrontación social, que siempre se trataba de evitar[4]. Estos fueron los motivos por los cuales la ciudadanía eligió a Solón como mediador en esta situación.
Anteriores a Solón hubo otros magistrados que se rebelaron contra el régimen imperante. Es el caso de Cilón. Este ciudadano, noble ateniense, que había sido atleta olímpico[5], intentó dar un golpe de estado e implantar una tiranía, durante el arcontado de Megacles. Él, junto con algunos hombres partidarios de sus ideas, lograron atrincherarse en la acrópolis de Atenas. El pueblo ateniense, sin embargo, no aceptó este levantamiento y plantó cara al intento de imposición de una tiranía por parte de Cilón, rodeando la Acrópolis e impidiéndoles la salida de ella. Este, contó con la ayuda de soldados de Megara. Esto se debió a que Cilón estaba casado con la hija del tirano Teágenes de Megara, que accedió a prestarle ayuda. Megacles, miembro de la familia aristocrática de los Alcmeónidas y arconte epónimo de la ciudad, logró hacerse con el control de la situación. Cilón consiguió escapar, pero el resto de sus partidarios, bajo la promesa de que si entregaban las armas les serían perdonadas sus vidas, se dejaron apresar. Una vez fuera del templo donde estaban refugiados, serían todos ejecutados. Esta ejecución fue considerada como un sacrilegio por el pueblo de Atenas. La familia de los Alcmeonidas fue considerada sacrílega desde ese momento y fueron desterrados de la ciudad, tanto ellos como sus antepasados muertos. “No solo desterraron a los vivos, sino que desenterraron los huesos de los muertos y los arrojaron lejos de la frontera”[6].
Según Heródoto[7], el asesinato de los partidarios de Cilón, fue responsabilidad de los prítanes de las naucrarías.
Dracón fue el primer legislador que puso las leyes por escrito. Anteriormente el derecho ateniense era consuetudinario y pasaba, de generación en generación oralmente, lo que era aprovechado por los eupátridaspara interpretar la justicia siempre a su favor[8]. Este trabajo de recopilación de la legalidad ateniense, lo realizó Dracón alrededor del año 621 a.C. Era un código caracterizado por su rigor. Dracón fue arconte epónimo de la ciudad de Atenas.
[1] Plutarco, Vida de Teseo
[2] Aristóteles, Constitución de los atenienses, 3,3
[3] Aristóteles, Política, 1329b
[4] Baceló, Pedro-Hernández de la Fuente, David, Breve historia política del mundo clásico.
[5] Tucídices, Historia de la guerra del Peloponeso, I, 126.
[6] Tucídices, Historia de la guerra del Peloponeso, I, 126.
[7] Heródoto, Historia, V, 71.
[8] Olalla, Pedro, Grecia en el aire
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